Por fuera de los círculos especializados suele hablarse poco del Marco Fiscal de Mediano Plazo. Sin embargo, en tiempos en los que los temas económicos –en particular los fiscales y tributarios– concentran la atención de buena parte de la opinión pública, este documento constituye una herramienta útil para saber en dónde está y para dónde va el país desde la perspectiva del sector de Hacienda.
Más que la foto de un momento, el Marco Fiscal de Mediano Plazo es una herramienta de planeación. Se publica todos los años, y allí se plasma la proyección de ingresos y gastos en un marco de diez años. De esta forma se busca garantizar el cumplimiento de las metas en temas como endeudamiento, gasto y responsabilidad fiscal.
El documento también presenta un panorama de lo ocurrido en materia fiscal durante el año anterior.
Repasemos algunos de los aspectos más relevantes del Marco Fiscal de Mediano Plazo 2022, presentado por el Ministerio de Hacienda. Destaca, por ejemplo, la actualización de la proyección de crecimiento de la economía colombiana, que pasó de 5 a 6,5 por ciento. De igual forma, se estimó un aumento en las estimaciones del precio del barril de petróleo, el cual se prevé en 100 dólares.
Respecto a la inflación, el documento señala que esta se ubicó en 5,6 por ciento al cierre de 2021, “explicada tanto por choques externos como internos no anticipados que generaron un alza en el nivel de precios”. Dichas presiones, agrega, “se mantendrían en 2022”, llevando la inflación anual a 8,5 por ciento. Esto supone “uno de los principales riesgos macroeconómicos en el corto plazo”, puntualiza.
Por otra parte, señala que “el ajuste en las finanzas públicas continuaría en 2022”, lo cual ubicaría el déficit en el 5,6 por ciento del PIB, que correspondería a una corrección de 1,5 puntos porcentuales frente a lo observado en 2021. Esto, anota el documento “es la más grande en casi 30 años”.
“Frente a 2021, la disminución en el déficit fiscal estará impulsada por un crecimiento en los ingresos, y por una reducción de gasto, principalmente en los rubros asociados a la atención de las necesidades surgidas a raíz de la pandemia”, indica el Marco Fiscal.
Respecto a las perspectivas para 2023 sostiene que, “tras un proceso de reactivación exitoso”, el próximo sería “un año de rebalanceo económico, que permitiría sentar las bases de un crecimiento sostenido”.
“Por componentes de gasto, se espera un mayor protagonismo de la inversión y las exportaciones. Por oferta, se prevé un aporte más homogéneo de los sectores productivos al crecimiento económico, en donde las actividades de minería y construcción presentarían los crecimientos más altos en 2023, considerando el margen considerable de recuperación que aun presentan”, agrega el documento, que fue presentado y comentado por el ministro José Manuel Restrepo.
El panorama presentado por el Marco Fiscal de Mediano Plazo es un punto de partida para delinear la hoja de ruta en los años por venir. Se trata de una consideración relevante dado el momento político del país –con una administración saliente y una entrante que presentará una nueva reforma tributaria, que tendría entre sus ejes centrales la atención del déficit y las mejores formas de asegurar fuentes de financiamiento para programas sociales–.
Aunque muchos de los debates por venir se concentrarán en el plano político, conviene enriquecer la discusión a partir de observaciones de carácter técnico y académico. En este sentido, resultan útiles las consideraciones planteadas por el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), que en su pronunciamiento sobre el documento asegura que, si bien “la casa aún no está en orden”, el Marco Fiscal de Mediano Plazo “traza una senda para ordenarla”.
En su pronunciamiento sobre el Marco Fiscal de Mediano Plazo 2022 el CARF destaca que “la recuperación económica tras la pandemia ha resultado mejor que lo que se esperaba hace un año” y que “el país ha contado con políticas monetaria y fiscal expansivas, está última apoyada en la aplicación de la Ley de inversión social”.
“Como consecuencia de esto, se ha experimentado un crecimiento real alto, que ha estado acompañado de un aumento importante de los precios. Lo anterior ha derivado en impacto positivo sobre el recaudo”, sostiene el pronunciamiento.
No obstante, al señalar que “el déficit fiscal se reduce a 2,0% del PIB en 2024, año en el que se logra llegar al ancla de la deuda neta (el nivel de deuda considerado sostenible), según la regla fiscal, del 55% del PIB” advierte también que “el gobierno entrante necesitará conseguir fuentes de financiamiento adicionales si programa gastos por encima de los límites del plan planteado” por el Marco Fiscal.
Y agrega que si bien el Marco Fiscal “muestra una senda decreciente del déficit fiscal que es consistente con lo exigido por la transición de la regla fiscal, no hay que perder de vista que los déficits observados son muy altos. La casa no está aún en orden”.
“La aplicación de la fórmula de la regla fiscal que empezará a aplicarse desde 2026, cuando termine la transición, exigiría la necesidad de un déficit 2% del PIB menor al que se tiene programado en 2022”, añade.
Anota también el CARF que “el déficit de 5,6% del PIB para 2022 no incorpora la totalidad del gasto previsto en subsidios a los combustibles a través del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC). El CARF estima que el déficit causado del FEPC en 2022 podría ascender a 34,4 billones de pesos”.
Igualmente, señala que el Marco Fiscal “contiene una senda de pago de intereses decreciente, ambiciosa, que no está exenta de riesgos y no deja mucho espacio a choques globales”.
La recomendación de fondo establece que “el cumplimiento de la regla fiscal es el camino para poner la casa en orden”. A juicio del CARF, este “no solo garantiza la capacidad intertemporal del Gobierno Nacional Central para generar bienestar a la población a través de la provisión de bienes y servicios públicos, la regulación y supervisión de mercados y la redistribución del ingreso, sino que también es el camino con el cual el Gobierno contribuye a la estabilidad macroeconómica, disminuye la presión sobre los precios y las tasas de interés de la economía, y libera importantes recursos de ahorro que pueden ser utilizados de forma eficiente por el sector privado para generar empleo y desarrollo”.
El país se apresta a vivir meses de intenso debate público centrado en temas fiscales y tributarios. Análisis como el aportado por el CARF contribuyen a enriquecer una discusión que le debe interesar a toda la ciudadanía.
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