Si al renunciado Alberto Carrasquilla le correspondió liderar el diseño, la puesta en marcha y la continuación de las medidas para hacer frente a la emergencia provocada por la pandemia, su sucesor –el recién posesionado ministro de Hacienda José Manuel Restrepo– tendrá la misión de diseñar, concertar y explicarles a sectores claves de la sociedad colombiana las bases de una hoja de ruta para que el país salga de la peor crisis económica de su historia. Cero presión.
Démosle un repaso a los principales retos que Restrepo tendrá que afrontar en su nuevo cargo. Durante la posesión del nuevo ministro de Hacienda, el presidente de la República le señaló tres objetivos generales: estabilizar las finanzas públicas –en medio de una crisis en la que “se han crecido los déficits”–; echar a andar “el más ambicioso programa de austeridad fiscal que haya concluido nuestro país”; y garantizar la vigencia en el tiempo de programas como Ingreso Solidario y Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF), e iniciativas enfocadas en los jóvenes –como gratuidad en la matrícula para estudiantes de universidades públicas de estratos 1, 2 y 3, y el subsidio del 25% del salario mínimo para personas entre 18 y 28 años que sean contratadas en su primer empleo–.
Otro tema mencionado por el presidente es “seguir manteniendo la confianza en Colombia, manteniendo nuestra disciplina fiscal y construyendo en las próximas semanas un marco fiscal de mediano plazo” manteniendo la confianza para la inversión extranjera. Este llamado coincidió con el anuncio de la agencia Standard & Poor’s, que bajó calificación de Colombia a BB+ y le retiró el grado de inversión.
Se trata, indudablemente, de retos de enorme calado, en especial teniendo en cuenta la situación de tensión social que vive el país por cuenta de las movilizaciones ciudadanas, las cuales completan más de tres semanas, y el delicado panorama económico –aún en medio de cifras que dan cuenta del final de la recesión–.
Concretamente, el asunto que engloba los retos del ministro Restrepo es el nuevo proyecto de reforma tributaria. Ciertamente, asuntos como incrementos del IVA y cargas adicionales sobre los ingresos laborales de las personas están fuera del debate en esta ocasión.
Sin embargo, las medidas orientadas a estimular la generación de empleo, respaldar la recuperación de la capacidad adquisitiva de la ciudadanía y restaurar el tejido empresarial, son más que necesarias. La discusión, pues, no gira tanto en torno a las iniciativas, sino a sus fuentes de financiación.
En este sentido, será fundamental la capacidad del ministro Restrepo para alcanzar consensos con los diferentes partidos políticos, que se opusieron de forma unánime al anterior proyecto. Una decisión fundamental que deberá tomarse tiene que ver con los impuestos al capital. Proponer medidas orientadas a la progresividad –en donde las personas paguen más en función de sus ingresos, reversando en buena medida las gabelas otorgadas a los grandes capitales en la reforma de 2018– será un paso en la dirección correcta.
Restrepo es conocido por su capacidad para promover la concertación. Este será un elemento clave para enviar las señales correctas no solo a la clase política, sino a la sociedad en general. Aterrizar la discusión técnica para que la ciudadanía entienda las medidas que se le propondrán al Congreso será, a su vez, un elemento fundamental para aliviar la tensión que se ha tomado la discusión política.
En este sentido, el ministerio de Hacienda tiene la capacidad –y el reto– de restablecer los puentes de comunicación y confianza entre el Gobierno nacional y un sector significativo de la ciudadanía –que hoy, como lo evidencia el ambiente social del país están bastante maltrechos–.
Siguiendo esta línea, la nueva cara del Ministerio de Hacienda tendrá la posibilidad de sintonizarse con agendas que toman cada vez mayor fuerza en el debate público. Hablamos, específicamente, del medio ambiente y la salud pública.
El retirado proyecto de reforma tributaria tenía un componente importante en materia de impuestos verdes. La oportunidad para reconectar con la ciudadanía en puntos clave como la profundización del impuesto al carbono –explicando sus bondades y las posibilidades que el tema tiene para el país, las cuales ya están demostradas– está planteada.
De igual forma, temas aplazados como la introducción de impuestos a las bebidas azucaradas y a la comida ‘chatarra’ constituyen una buena oportunidad para mostrar conexión con temas de interés para los ciudadanos. La política fiscal nos toca a todos, no hay duda, pero conviene también expandir su alcance a temas que tocan la cotidianidad de las personas.
Los retos están planteados y el tiempo apremia. Consensos reales, diálogo productivo y comunicación con la ciudadanía: estos serán elementos claves en las semanas por venir cuando hablemos de la nueva cara del Ministerio de Hacienda. Cero presión.
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