Cada vez que se propone una nueva reforma tributaria se abre la necesidad de discutir la progresividad del sistema tributario. El principio de progresividad consiste en ir aumentando más que proporcionalmente los impuestos a cargo de las personas a medida que aumentan sus ingresos. El informe entregado por la Comisión de Expertos tributarios en el 2021 mostró que en el sistema tributario de Colombia se estaba incumpliendo este principio. Esto debido a que se argumentaba una caída en la tarifa efectiva de tributación para el 1% más rico del país. Este análisis ofrecido por la comisión se basó en los datos facilitados por la DIAN y corresponden a las declaraciones de renta del año gravable 2017.
En el Observatorio Fiscal de la Pontificia Universidad Javeriana buscamos replicar el ejercicio para el período 2016-2019. Para esto utilizamos la información fiscal brindada por la DIAN, a través de un derecho de petición, de los años gravables 2016, 2017, 2018 y 2019. Este ejercicio busca verificar la progresividad del sistema tributario en Colombia, al menos en lo que corresponde al impuesto de renta para personas naturales. Para este fin, se busca medir la Tasa Efectiva de Tributación (TET) como función de los ingresos de los individuos.
La TET se define como el impuesto a cargo en relación a los ingresos. Hay dos formas para definir los ingresos: los ingresos brutos y la renta líquida. Los ingresos brutos son la suma de todos los ingresos que obtiene una persona sin importar el origen de los mismos. Esto quiere decir que se incluyen las rentas laborales, las rentas no laborales, los dividendos, las pensiones, los ingresos de capital y las ganancias ocasionales, sin restar ningún tipo de costo asociado a las actividades económicas que realice la persona. Por su parte, para obtener la renta líquida, se toman los ingresos brutos y se les restan los costos asociados a la actividad económica que realice el individuo.
En principio, la renta líquida refleja el dinero disponible para el consumo privado de las personas naturales. Como consecuencia, muchos argumentan que la TET debe calcularse utilizando la renta líquida y no el ingreso bruto. Sin embargo, muchas personas declaran parte de su consumo privado como costos asociados a la actividad económica. Este tipo de acciones, claramente irregulares, hacen que no sea inmediato decidir si la TET se debe medir con los ingresos brutos o con la renta líquida. Dada esta dicotomía, la presente entrada del blog presenta la TET utilizando ambas metodologías.
Para la revisión de las tarifas efectivas se organizaron a las personas desde las de menor patrimonio líquido hasta las de mayor patrimonio líquido (percentiles de 0 a 99). Luego se realizó un primer acercamiento a la TET definida como el impuesto a cargo en relación a los ingresos brutos. Posteriormente se replicó el ejercicio definiendo la TET como el impuesto a cargo en relación a la renta líquida. Los resultados se presentan a continuación:
2016
2017
2018
2019
La línea azul presenta los resultados de la TET medida con los ingresos brutos. Con esta metodología se puede observar que el 2017 fue un año anómalo en términos de progresividad. Efectivamente, si se define la TET como el impuesto a cargo en relación a los ingresos brutos, se encuentra que el 1% más rico pagó menos en relación a sus ingresos brutos que personas menos ricas. Sin embargo, para 2018 y 2019 se encuentra que la TET (medida con los ingresos brutos) siempre crece a medida que aumenta el patrimonio líquido. Con esta metodología, existe evidencia de regresividad para el 2017 pero no para el 2018 ni para el 2019.
La línea naranja presenta los resultados de la TET medida con la renta líquida. Naturalmente, la TET medida con la renta líquida está por encima de la TET medida con los ingresos brutos. Cuando se revisa a través de la renta líquida, la regresividad que se presenta en el año 2017 desaparece. Así mismo, no existe evidencia de regresividad para ningún año cuando se mide la TET a través de la renta líquida.
En conclusión, los datos revelan que la regresividad en el último percentil desaparece si se mira desde el 2018 en adelante o si se utiliza una definición de la TET alternativa. Dicho esto, el ejercicio abre otros interrogantes: ¿Qué hizo del 2017 un año atípico en términos de la progresividad medida con la TET de los ingresos brutos? ¿Qué hace que la brecha entre la TET medida con ingresos brutos y la TET medida con renta líquida se amplíe a medida que la gente se hace más rica? ¿Qué hace que la brecha se amplíe o contraiga año tras año? ¿Qué hace que la TET medida con la renta líquida sea tan volátil año tras año, mientras que la TET medida con los ingresos brutos es relativamente estable? ¿Qué tanto se justifican los costos que se le deducen a los ingresos brutos para llegar a la renta líquida?
Finalmente, vale la pena señalar que la discusión sobre la igualdad y la redistribución pasa por discutir el tema del impuesto de renta, pero no termina ahí. En el Observatorio Fiscal creemos que para evaluar qué tan desigual es una sociedad es necesario mirar la distribución del ingreso después de tener en cuenta todos los impuestos, todos los subsidios y todas las transferencias. En este punto, Colombia tiene que seguir avanzando tanto en el diagnóstico como en la formulación de soluciones.