En la actual coyuntura, hemos presenciado cómo el aislamiento obligatorio, el trabajo doméstico y el trabajo desde casa han cambiado las dinámicas de uso del tiempo. Esta situación se refuerza con las diferentes presiones que interactúan en nuestra mente y, muchas veces, generan una carga excesiva en los trabajadores, afectando la calidad de sus actividades.
Carga cognitiva
Cuando hablamos de carga cognitiva nos referimos al uso de la “capacidad de procesamiento mental para estimular la aplicación de conocimiento y habilidades a situaciones novedosas”. En otras palabras, el cerebro puede mantener información y ejecutarla de forma limitada, y el nivel de intensidad en un momento dado se denomina carga cognitiva. Este concepto es de vital interés al hablar de la Economía del cuidado, pues está fuertemente relacionado con la eficiencia y la precisión en tareas tanto cognitivas como motoras que desarrollamos, como el cuidado de personas y desarrollo de tareas para el mantenimiento y limpieza del hogar.
Estudios frente a eficiencia y carga cognitiva
La relación que existe entre eficiencia y carga cognitiva ha sido explorada por científicos como John Sweller. Para ejemplificar esta relación, usaremos los efectos de atención dividida (uno de los mecanismos que aumenta la carga mental), así como los resultados generales obtenidos durante el estudio.
Uno de los mecanismos que aumenta la carga cognitiva es la atención dividida, la cual se presenta cuando la concentración se dirige hacia dos o más acciones separadas ya sea temporal o espacialmente. Acciones simultáneas como cocinar y cuidar de los hijos, escribir un texto y esperar una llamada de trabajo o correr códigos pensando en si ya se secó la ropa, son situaciones que cargan cognitivamente a los trabajadores. Si esta carga es excesiva, todas las acciones serán menos eficientes y tendrán un mayor costo mental que hacerlas de forma separada.
Esta situación aumenta la carga cognitiva pues para realizar dos o más acciones una persona debe retener información o concentración en ambas tareas si estas son simultáneas, o utilizar parte de su memoria inmediata si están separadas en el tiempo. Los resultados terminan siendo perjudiciales como lo muestra Paul Ginns en un meta-estudio de 50 investigaciones sobre efectos de contigüidad espacial y temporal (las dos formas de atención dividida). En él, encuentran que ante la presencia de atención dividida “los estudiantes deben gastar recursos cognitivos integrando mentalmente estos elementos con tal de entender los materiales” lo que genera un desgaste mental por el mecanismo mencionado.
Un estudio más amplio identifica la habilidad de médicos para realizar una tarea ante distintas posiciones de carga mental. En este se encontró que “tanto el rendimiento en actividades secundarias como el rating de esfuerzo mental son sensibles a cambios en la carga intrínseca”. Actividades complejas con cargas cognitivas altas están relacionadas con un menor rendimiento y vuelven las actividades presentes ineficientes o más costosas.
Cómo medir carga cognitiva.
Una primera forma de medir la carga cognitiva es con reportes subjetivos. Aún cuando esta técnica tiene debilidades, la mayoría de las personas son usualmente buenas para reconocer qué tan cargado está su pensamiento. Esto se puede hacer con escalas tipo Likert, para medir que tan de acuerdo o en desacuerdo se está al asignar niveles de carga cognitiva, o deslizadores en una pantalla que indican con el mínimo nivel que no hay carga y con el máximo nivel, el tope del límite.
Otra manera es a través de medidas indirectas fisiológicas. La carga cognitiva puede aumentar variables físicas como latidos o dilatación de pupilas. Este tipo de medidas pueden ser atractivas, pero presentan dificultad a la hora de diferenciar las mediciones producto de carga cognitiva de las que no se no se relacionen con esta; por ejemplo, el aumento de latidos puede darse por cambios por estrés y no porque se aproxime el máximo de carga.
Observar el comportamiento puede complementar medidas subjetivas y fisiológicas. La ventaja radica en poder manipular directamente el nivel de carga mientras los sujetos realizan una tarea en que se pueda medir su precisión, como operaciones matemáticas o juegos económicos. Por ejemplo, bajo el contexto en el que nos encontramos, una tarea de atención dividida que podría implementarse a través de una encuesta en línea sería una prueba mixta, que incluya un componente de memoria y de precisión.
En primer lugar, en la prueba de memoria se pediría a los participantes que reserven un número para el resto de la prueba. En segundo lugar, se solicitaría que diligencien una encuesta compuesta de preguntas demográficas, sobre cuidado y carga mental. Por último, el participante debe responder el número que se le advirtió debía recordar desde el principio de la prueba, para identificar la precisión de dicho ejercicio de memoria. Gracias a este resultado es posible medir los efectos del cuidado a través de la carga mental de manera más precisa.
Figura 1. Diseño Encuesta
Las pruebas son las mismas que se ejecutan en pruebas psicotécnicas a la hora de aplicar para un puesto de trabajo. Por ejemplo, una de estas consiste en: pedirle al usuario que memorice secuencias de números de un dígito elegidos al azar; después, que responda el test de CORSI que incluye tareas de memoria espacial, y al finalizar pedirle que digite nuevamente la serie que se le mostró al inicio de la prueba.
Para conocer más herramientas al detalle sugerimos el artículo “Cognitive Load Measurement as a Means to Advance Cognitive Load Theory” de Freed Paas y coautores.
¿Qué podemos hacer ante la cuarentena?
La situación de pandemia en la que nos encontramos actualmente por el Covid- 19, el aislamiento y la recomendación de quedarse en casa aumentan el trabajo del cuidado en el hogar, las distracciones y las tareas simultáneas, entre otras situaciones relacionados con la carga cognitiva. Como vimos anteriormente el aumento de carga cognitiva no es deseables ni en eficiencia de tareas ni en enseñanza por lo que, desde el Gobierno, las empresas y los hogares se deberían emprender acciones para evitar estas complicaciones.
Por lo tanto, hacemos las siguientes recomendaciones encaminadas a la reducción y distribución equitativa de las tareas de cuidado. Primero, es importante medir, cuantitativa o cualitativamente, carga cognitiva y las diferencias dentro de los hogares. Desde los hogares es importante evitar la concentración de estas tareas en una persona o grupo de personas, al dividir las tareas de forma adecuada la carga es repartida y es más fácil de asimilar. Por parte de las empresas es importante no sobrecargar de actividades a trabajadores y/o estudiantes, pues a la larga va a resultar afectada la productividad de estos ante la carga cognitiva. Y desde el Gobierno, se deben apoyar las acciones previamente mencionadas, además de mantener y reforzar servicios públicos (asociados con la substitución de trabajo remunerado o no) y en lo posible de servicios de cuidado.
https://link.springer.com/content/pdf/10.3758/BF03211160.pdf [JR1]